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Acompáñenos a conocer la historia del proyecto “Las Quinas x Mujeres de La Cañada” de la mano de Florencia Nieva, líder del proyecto y pieza clave en la organización y ejecución de principio a fin. Florencia es oriunda de Santiago del Estero, Argentina. Es Licenciada en Administración y actualmente está cursando una maestría en Gestión de la Innovación y Tecnología. Forma parte de la Comisión Directiva de la Cooperativa Bioconexión y también de la Cámara de Empresarios Hoteleros Gastronómicos. Además, presta su voluntariado en Voces Vitales Argentina y en la Fundación Banco de Alimentos.
Con un firme propósito de co-crear nuevas realidades a través del talento humano, Florencia ha acumulado una amplia experiencia en el asesoramiento, desarrollo y conexión de proyectos sustentables. Su enfoque se concentra en áreas como el turismo, el desarrollo rural y, especialmente, la industria alimentaria. Tiene un especial interés en respaldar proyectos liderados por mujeres, destacando su compromiso con la equidad de género y el impacto social. Su trayectoria refleja su pasión por transformar y fortalecer comunidades a través de la innovación y la colaboración.
¿Podrías ahondar en algunos de los principales desafíos que tuvieron que enfrentar desde el inicio del proyecto hasta la implementación final?
Para empezar, me gustaría ir un poco más atrás de la creación de este hermoso proyecto. En lo personal a mi me encanta el campo, amo el lugar en donde vivo y te diría con Amasijo, el restaurante que lidero junto a mi socio Agustín, me apasiona la conexión que se genera cuando se trabaja con lo propio de la región, lo autóctono. Para nosotros es muy importante y nos motiva pensar en un esquema que no solo impulse la cultura y los sabores regionales, sinó además que contribuya al desarrollo de las comunidades y pueblos de nuestra provincia.
Es por ello que, con esta visión, traccionamos y buscamos materia prima local constantemente, y para eso es necesario trabajar con los productores. Y no solo comprando, sinó siendo parte de la mejora de sus procesos productivos, comerciales y logísticos.
Con esta pequeña introducción quiero decir que el “generar vínculos”, mantenerlos y desarrollarlos es un desafío que termina siendo el “hilo conductor” de todos nuestros proyectos, y un gran actor principal con el desafío de “Las Quinas x Mujeres de La Cañada”. Esto porque además de fortalecer la confianza con el productor, se sumaron varias otras patas que también demandaron un fortalecimiento de la confianza y un voto de fe.
Luego, el inicio del proyecto con Mujeres de La Cañada, una localidad del departamento Figueroa a 60km del centro de una Provincia del Norte de Argentina, comienza hace alrededor de 5 años y me sumo en la Dirección Técnica general, a partir de una oportunidad de fortalecimiento del grupo en su veta productiva y comercial, hace alrededor de 2 años. Escribiendo y pensando la mejor forma de llevar adelante un nuevo plan de inversión.
Como para dar un pantallazo rápido, en este camino del proyecto de Mujeres de la Cañada, estuvo involucrada la Secretaría de Ciencia y Tecnología de Santiago del Estero, como así la Subsecretaria de Federalización de la Ciencia, Tecnología e Innovación en Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación -MINCyT- , la Universidad Nacional de Santiago del Estero a través de la Facultad de Agronomía, con su Banco de Germoplasma de cactáceas, que es uno de los más grandes de sudamérica y su Planta Piloto Industrial; Ministerio de Producción local, INTA, INTI, Equipo multimedia de Shunko Abalos, Claudio Díaz y Matías Silva, el equipo de Las Quinas liderado por Ricardo Parra, productores rurales, la agencia de diseño Tridimage, Avery Dennison, CellR, HP Índigo, Etiketten, empresarios, profesionales que contribuyeron, cedieron y aportaron herramientas, cámaras de frío, etc.
Para mí, la clave fue establecer vínculos sólidos y construir confianza con cada uno de los actores involucrados. Esto implicó mucho tiempo y esfuerzo para comprender sus necesidades y objetivos, así como compartir nuestra visión y motivaciones detrás del proyecto. La apertura a la colaboración, la escucha activa y la adaptación constante fueron fundamentales. Trabajamos en conjunto para alinear los intereses y crear un ambiente de trabajo colaborativo, donde cada parte sabía que su contribución era esencial para el éxito general.
Sacando los desafíos técnicos que demandó la formación de las personas involucradas, el procesamiento de la fruta, su mantenimiento y distribución, te podría decir que el principal desafío pasó por generar confianza entre todos. Eso es lo que tracciona fuerte para lograr el éxito.
La colaboración entre el sector público y el sector privado es esencial para proyectos de este tipo. ¿Podrías detallar cómo lograron coordinar la interacción entre ambas partes y cómo eso influyó en el éxito del proyecto?
La colaboración entre el sector público y privado fue un proceso cuidadoso y gradual. Establecimos relaciones con instituciones y empresas que compartían nuestros valores y objetivos. Trabajamos en conjunto en cada etapa del proyecto, aprovechando los recursos y la experiencia de cada uno. Esto fue clave para superar desafíos como la falta de equipamiento adecuado para la cosecha y la producción de pulpa. La colaboración no solo nos proporcionó los recursos necesarios, sino que también nos brindó una red de apoyo que aumentó nuestra capacidad y credibilidad. Creo en que en un proceso de innovación, todos los actores nos vemos con mayor aprendizaje como resultado del camino. De hecho, siguiendo esta línea, no es casual que junto con Ricardo Parra de “Las Quinas” seamos parte de la cooperativa Bioconexion de Yala-Jujuy.
¿Podrías compartir cómo construyeron y mantuvieron estas relaciones de confianza con actores clave como la universidad, las mujeres de La Cañada y otros colaboradores?
La construcción de relaciones de confianza fue un proceso constante y basado en el respeto mutuo. Como actores locales, esto también tiene que ver son nuestro desarrollo como empresa del medio, que genera alianzas hace más de 10 años.
Con las mujeres de La Cañada, trabajamos en conjunto desde el principio, involucrándolas en cada paso y asegurándonos de que sus voces fueran escuchadas y sus costumbres y cultura valoradas. Con la universidad y otros colaboradores, demostramos nuestra seriedad y compromiso a través de acciones concretas, como la capacitación, la búsqueda de soluciones conjuntas y el cumplimiento de nuestras metas. Mantener una comunicación abierta y transparente también fue esencial para mantener estas relaciones de confianza en el tiempo.
El proyecto de las mermeladas “Las Quinas x Mujeres de La Cañada” tiene un enfoque en el triple impacto: económico, social y ambiental. ¿Podrías detallar cómo se han beneficiado tanto la comunidad local como el ecosistema a través de este proyecto?
El proyecto ha tenido un impacto significativo en múltiples áreas. Desde el punto de vista económico, el grupo ha conseguido detectar un nicho que antes no lo tenían en vista, a partir del cual han surgido nuevas oportunidades de inversión y crecimiento, como por ejemplo el desarrollo de pulpas de frutas y hortalizas con demanda local y regional. Socialmente, se han fortalecido los lazos de comunidad y creado un sentido de orgullo en la producción local. Trabajamos en reposicionar “la tuna”, una fruta que nos representa y que su producción a nivel bromatológico, industrial y tecnológico, era escaso a nulo. Además, el proyecto ha contribuido a la conservación del ecosistema al promover el uso sostenible de los recursos locales y al reducir el desperdicio de fruta que se perdía, debido a la escasez de infraestructura y tratados poscosecha.
¿Podrías compartir algunos ejemplos concretos de cómo aplicaron la innovación en la producción de las mermeladas “Las Quinas x Mujeres de La Cañada”?
¡Por supuesto! La innovación fue un pilar fundamental en nuestro proyecto. En primer lugar, considero que una arista clave a la hora de innovar, fue la unión de tan diversos actores formando un ecosistema nuevo y propio alrededor de las Mujeres de la Cañada. También nos apoyamos en técnicas de cultivo y cosecha de tunas que optimizaron la producción y minimizaron el desperdicio. Implementamos prácticas de cultivo más eficientes y sostenibles, lo que nos permitió obtener una mayor cantidad de frutas de alta calidad. Además, utilizamos tecnología de procesamiento avanzada para transformar las tunas en pulpa de alta calidad en menos tiempo y con menos recursos. Esto también contribuyó a la producción de mermeladas de excelente sabor y textura. Nos apoyamos en profesionales expertos en el tema, y nunca tuvimos miedo de decir “no sé” y pedir ayuda!
Si nos movemos al empaque, liderado por Hernán Braberman de Tridimage e impulsado por Avery Dennison y HP Indigo, nos muestra una serie de ilustraciones, realizadas a través de las últimas innovaciones en inteligencia artificial generativa impresas con impresión digital. Si ves las etiquetas, te vas a dar cuenta que reflejan todo esto que te digo y más. La representación de una mano femenina y la textura de la tuna, se convierten en símbolos que reflejan el arduo y colectivo trabajo de las mujeres santiagueñas, evocando la esperanza de un futuro mejor.
Además, gracias al trabajo en conjunto con Avery Dennison, se plasmó la posibilidad de utilizar
tecnología NFC (near field communication) de identificación digital. Esta innovación, brindó la oportunidad de incluir una experiencia inmersiva que refleja todos los conceptos claves de la marca, la historia del producto y el valor de los procesos sostenibles de manera disruptiva y moderna. El trabajo multimedia que se aprecia en lo visual, fue creado en Santiago del Estero, con equipo santiagueño. ¡Un orgullo co-crear!
Durante tu charla, mencionaste la importancia de la sostenibilidad. ¿Podrías profundizar en cómo el proyecto de las mermeladas “Las Quinas x Mujeres de La Cañada” ha abordado la sostenibilidad y cómo esto ha influido en la percepción de los consumidores?
La sostenibilidad fue y es un aspecto central de cualquier proyecto que llevamos adelante. En este caso desde el cultivo hasta el envasado, nos aseguramos de seguir prácticas sostenibles en todas las etapas. Utilizamos métodos de cultivo respetuosos con el medio ambiente, minimizamos el uso de productos químicos y promovimos la conservación del suelo y el agua. Además, trabajamos en la reducción de residuos al aprovechar al máximo la fruta y sus derivados. Todo esto ha resonado positivamente entre los consumidores, ya que cada vez más personas valoran productos que no solo son sabrosos, sino también éticos y sostenibles.
¿Podrías compartir algún consejo o lección aprendida en tu viaje de liderazgo que pueda ayudar a otros emprendedores sociales a lograr un impacto significativo en sus propias iniciativas?
Bueno sí, a simple análisis, mi consejo para otros emprendedores sociales es que nunca subestimen el poder de la pasión y la persistencia. Siempre vamos a enfrentar desafíos y momentos difíciles, pero si estás verdaderamente comprometido con la causa, más que seguro que vas a encontrar la motivación para superar cualquier obstáculo. Además, la colaboración y la construcción de relaciones sólidas son fundamentales. Escucha a todas las partes involucradas, valora sus contribuciones, aprende y trabaja con todos para alcanzar un objetivo común. Y por último, mantén tu enfoque en el impacto que estás generando. Cada pequeño paso importa y puede llevar a un cambio significativo a largo plazo.
¿Cómo visualizas el futuro de las mujeres de La Cañada y de las mermeladas “Las Quinas x Mujeres de La Cañada”?
Tengo una visión muy optimista para el futuro. Veo a las mujeres de la cañada con mucha fuerza, liderando no solo la producción de las mermeladas “Las Quinas x Mujeres de La Cañada”, sino también asumiendo roles de liderazgo en otros proyectos y comunidades. Espero que el proyecto siga creciendo y expandiéndose, creando oportunidades para más personas y contribuyendo al desarrollo sostenible de la región. Además, confío en que las mermeladas de tuna se conviertan en un referente de productos sostenibles y de alta calidad, no solo a nivel local, sino también a nivel nacional, e incluso internacional.
Para finalizar, Florencia, ¿cuál es el mensaje más importante que te gustaría compartir con aquellos que están interesados en emprender iniciativas que generen un cambio positivo en sus comunidades?
Mi mensaje clave sería que no esperen tener todas las respuestas desde el principio. Emprender un proyecto de impacto requiere valentía para enfrentar lo desconocido y la disposición para aprender en el camino.
Pienso también que la formación académica, es sumamente relevante para poder afianzar etapas. Estoy especializada en esta clase de proyectos, pero aún así es la experiencia en el hacer, en los aciertos, en la corrección de desvíos, es lo que nos va haciendo más seguros y acercándonos al objetivo.
No tener miedo de buscar ayuda, colaborar y adaptarte a medida que avanzas. Cada pequeño paso cuenta y puede llevar a un cambio significativo con el tiempo. Confía en tu visión, mantén tu pasión encendida y recuerda que cada desafío es una oportunidad. Con lazos verdaderos aunando esfuerzos e ideales, podemos generar un movimiento positivo y duradero en nuestras comunidades y en el mundo.
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